El día que monté mi bicicleta, saliendo del estudio de capoeira que me ha acogido como mi hogar por 7 años allá en México, sentí miedo, sentí inseguridad y todas esas cosas que hacen tambalear al corazón cuando haces algo por primera vez. Desde entonces, cada día se trata de vencer ese miedo a las peligrosas carreteras de todo este trecho, a las rodas de capoeira llenas de rápidos y diestros capoeristas, a compartir con personas diferentes y ser parte de un proyecto de una envergadura descomunal. Ese miedo a errar y no poder dar solución a los problemas. Miedo a no ser suficiente. Pero sobre todo, miedo a mi mismo.
Cuando estás encasillado a ciertas cosas como la cotidianidad y la rutina es un tanto difícil encontrar la simpleza de la vida. El trabajo, la oficina, la incierta normalidad y ese estado de confort que resultan ser convenientes para muchos. Que irónico, ¿no? Pero cuando sales de esa zona en la que crees que todo está bien, te das cuenta que puede estar mejor. Tu visión se amplía y es más sencillo encontrar esa simpleza en hacer de la vida algo enriquecedor.
Se va aprendiendo que el miedo, el enojo, la envidia, la intolerancia, así como el valor, la alegría y el gusto por compartir, entre otras muchas emociones, son hermosas y dignas de formar parte de mi por que me hacen sentir vivo; porque me hacen existir. Deseo no dejar de aprenderlo.
Hoy que estoy intentando hacer de la capoeira una forma de vida, no dejan de dar vuelta por mi cabeza esas repetidas pero sumamente sabias palabras de Mestre Pastinha en las que se refiere a ella como “todo lo que la boca come” y que cada cosa que entra a mi sistema debe de ser disfrutado, vivido y aprovechado lo más posible. Es posible que algunas cosas puedan hacerme daño, pero ahí es donde el decir “lo que no te mata, te hace más fuerte” queda como anillo al dedo.
Abrir la mente a este tipo de nuevas emociones y experiencias acompañado de personas que no conoces es una de las mejores formas de actuar para entender que otra cosa que puede unir a la gente es las cosas que no tenemos en común. Que la diversidad enriquece, que las diferencias de opinión te dan una alternativa a esa visión hermética de la realidad que a veces tenemos y que te permiten aprender que es correcto no estar de acuerdo si practicas el respeto y la empatía.
Cada una de las personas que están en esta jornada tiene un sueño, y no es necesario conocer a fondo todos esos sueños para crear una realidad a partir de ellos en la que es posible lograr la armonía necesaria para cumplirlos a partir de la guía inspiradora de un Mestre.
Un Mestre que logró involucrarnos en cumplir un objetivo en donde está puesto no solo toda su sabiduría, sino también su corazón. No cabe duda que “el diablo sabe más por viejo, que por diablo” y cuando un “viejo” tiene el alma tan joven como Mestre Acordeón es más fácil conjugar su capacidad que tiene de ser un gran mentor con la complicidad que compartes con un camarada que quiere crear algo junto contigo.
Gracias a él, entre otras muchas cosas, estoy comenzando a entender que las cosas que no cambian, que no evolucionan, se disuelven y tienden a desaparecer.
Que hay oportunidades que solo se presentan una vez en la vida y hay que hacer todo lo posible por tomarlas con conciencia e inteligencia.
Que la vida es tan corta como todo el camino que recorrimos desde nuestro punto de partida y hasta donde cada uno de nosotros quiera llegar, ya sea un lugar, un objetivo y hasta algo efímero pero significativo como un sueño. Que los sueños pueden hacerse realidad y que en la gran mayoría de las ocasiones es más fácil lograrlo en compañía de alguien. Que “detrás de un gran hombre, siempre hay una gran mujer” y que es todavía más grande cuando este hombre la pone a su lado o delante de él.
Que el hecho de que la única constante en tu vida sea la incertidumbre puede resultar muy adecuado para estar preparado en hacer planes y llegar a esas metas a las que creíste que nunca ibas a llegar. Que estar perdido o sin saber lo que va a pasar te ayuda a encontrarte a ti mismo y saber como actuar.
Que la capoeira no solo es una lucha o un deporte, una expresión cultural o una forma de arte. La capoeira también es un fenómeno social que crea comunidades y que “es la conjugación de todos y cada uno de los que la practican colectivamente”. Que esta colectividad puede viajar representada en un pequeño grupo de diecitantos ciclistas recorriendo una gran parte de América para conocer solo una pizca de algunos de esos conjuntos que conforman esta gran masa (colectiva) que la hace también una filosofía de vivir y por ende, la vida misma.
Pero sobre todas las cosas, que es la primera vez que termino algo significativo y real con mi vida solo para llegar a un final que da pié al principio de una nueva aventura, que sigue siendo mi vida.
Ya no tengo miedo.
“La alegría de la vida viene de los encuentros con nuevas experiencias, por lo tanto no hay alegría más grande que tener un horizonte que nunca deje de cambiar, para tener cada día un sol nuevo y distinto.”
“La felicidad solo es real cuando se comparte.”
Chris McCandells
aka. Alexander Supertramp
aka. Alexander Supertramp
MATCH
Por eso dicen que los viajes…ilustran.
Felicidades!!
Plus-ltra
Pana lo felicito por el blog, me gustaria poder entrar en contacto podria agregarme a skype? (Dante_089) axé è felicidade!
Saffog Tochtli
Felicidades Juanjo, que gusto saber que fluye la existencia de insospechada manera: http://saffog.blogspot.ca/2013/12/itaca.html