Andor, el despertar de una galaxia interior: cómo una serie me ayudó a redefinir Star Wars y el sentido de la resistencia

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Durante mucho tiempo, Star Wars fue para mí una fantasía entrañable: un refugio de niñez contra las tensiones familiares, contra el bullying, contra el sentimiento de no pertenecer. Me emocionaba ver a los Jedi encender sus sables de luz y luchar por el bien. Pero algo siempre me incomodó: la noción de que la galaxia se dividía en un lado bueno y uno malo. En mi vida, las cosas nunca fueron tan simples. Tampoco en la historia de la humanidad, ni en los cuerpos que luchan por resistir.

Entonces llegó Andor. Y todo está cambiando…

Andor Season 2's Final Trailer teases the Death Star and more | StarWars.com

 

Andor no solo es, en mi opinión, la mejor historia contada dentro del universo de Star Wars. Es también la más honesta. Es la primera vez que sentí que Star Wars hablaba de la vida real. Del precio de resistir. De la ambigüedad moral. De las decisiones dolorosas. De los afectos que sostienen las luchas. De la crudeza de una rebelión que no se libra con espadas brillantes, sino con cuerpos rotos, corazones fracturados y comunidades que aprenden a confiar entre ellas porque no les queda otra.

Como practicante y educador de Capoeira, una tradición nacida de la resistencia afrobrasileña, descubrí en Andor un espejo de mi historia. No solo por su contenido político, sino por su forma de mostrar que las estrategias de sobrevivencia incluyen el camuflaje, la ironía, el disimulo y la estrategia. Como en la Capoeira, los rebeldes de Andor se esconden a simple vista. Juegan a ser otra cosa. Mienten para proteger. Pelean para vivir, no para ganar.

Y allí, entre los escombros emocionales que deja Andor, ha nacido en mi desde hace algún tiempo una nueva forma de entender la saga. 

Durante la pandemia, una de mis terapias ocupacionales fue agarrar un palo y simular que tenía un sable de luz.  Poco tiempo después, fue muy fácil conseguir uno, ya que hoy en día ya no son solo juguetes, ahora resulta que luchar con sables también es un deporte y toda una cultura de movimiento dentro del fandom que tiene dos prácticas predominantes:

  1. Lightsabers competitivos, que en su forma más simple es esgrima deportiva aterrizada a la saga de Star Wars. 
  2. Lightsabers “acrobáticos”, que viene siendo algo como improvisación circense, a veces combinada con combate escénico. 

Pero a mi, ninguna de las dos me rascaba la comezón por completo por lo que empecé a desarrollar una nueva manera de relacionarme con los sables que pronto se transformó en algo que llamé “Force Flow”.

Force Flow es mi intento de canalizar esa energía rebelde, ese estado de fluidez y resistencia, hacia una práctica que combina el ritmo de la Capoeira, la narrativa simbólica de Star Wars y los principios del estado de flow. No busca crear héroes. No se trata de dominar al otro. No hay ganadores ni perdedores. Se trata de resistir desde el cuerpo. De fluir a través de la Fuerza, no como poder, sino como posibilidad.

En Force Flow no hay fundamento desde un lado luminoso ni un lado oscuro, pero tampoco los desconoce. Hay intención, ritmo, comunidad y justicia. Nos alejamos del mito del héroe solitario para abrazar la fluidez colectiva. No entrenamos para derrotar. Entrenamos para sostenernos. Para habitar el conflicto sin perder la ternura. Para movernos con sentido. Como Cassian, como Bix, como Kleya, como Maarva. Como Luthen, que eligió sacrificarlo todo por una esperanza que no vería realizada.

Después de ver Andor, ya no se si podré volver a ver Star Wars de la misma manera. Y tampoco podré volver a entrenar sables igual que antes. Empecé a usar el sable no como un arma, sino como una extensión de mi intención. Cada giro, cada paso, cada postura, cargados de significados. No para atacar, sino para preguntar: ¿qué defiendo con este movimiento? ¿A quién acompaño cuando me muevo? ¿Qué historia quiero contar con mi cuerpo?

Hoy, Force Flow es eso. Una invitación a salir del discurso binario del bien contra el mal. Una práctica de resistencia que celebra la fluidez, la comunidad, la verdad y la justicia. Un juego serio. Un combate sin enemigos. Un espacio para aprender a sentirnos poderosos sin dominar. 

Todo empezó durante mi infancia cuando la saga llegó a mi vida, se desarrolló en estos casi 20 años de práctica de la Capoeira y se está definiendo a partir de las lagrimas y las emociones de una serie que nos entrega una muy merecida narrativa que se destaca por ser inteligente, impactante, disruptiva y que humaniza a la galaxia muy muy lejana.  

Estoy con toda la intención de desarrollar esta idea más profundamente, entonces es posible que me vean por ahí hablando un montón sobre todo esto y quizá reclutando personas para aprender juntos a como fluir con la Fuerza. 

Si les da la cosquillita por saber de que va todo esto tengo un perfil en TikTok donde desde hace 3 años me la paso subiendo lo que hago con mis lightsabers.

Gracias, Andor, por mostrarme que la rebelión empieza dentro de uno mismo. Que la Fuerza no necesita equilibrio, sino dirección y debemos aprender a leerla para fluir con ella. Que no estamos solos. Nunca lo estuvimos.  Fluye con la Fuerza!

Charolastras, in spaaaaaaace! 

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